Posted tagged ‘WWII’

El ataque de los muertos vivientes

septiembre 2, 2009

Nos encontramos en los albores de la Primera Guerra Mundial, concretamente a finales de agosto de 1914.

Tras el intento ruso de invasión de Prusia oriental, los ejércitos alemanes, al mando del General Paul Von Hindenburg, derrotaron de manera flagrante al mal preparado ejército imperial ruso en la famosa batalla de Tannenberg.

Con más de 140.000 bajas, entre muertos, heridos y capturados, el II Ejército Ruso fue prácticamente aniquilado, viéndose obligado a replegarse y dejar expuesta a la Polonia rusa al ataque alemán.

Prisioneros de guerra rusos

Prisioneros de guerra rusos

Y así fue. En septiembre de 1914 el ejército alemán comenzó la invasión de Polonia (parte del Imperio Ruso).

Allí se encontraba el escenario de nuestra historia: la fortaleza rusa de Osowiec, situada en el margen derecho del río Biebrza.

La fortificación era de gran importancia estratégica, ya que cerraba el único paso existente a través de los grandes pantanos del Biebrza. Era para los alemanes el camino más corto hacia la invasión de Rusia.


Se trataba de una fortificación no muy grande pero muy bien pertrechada: era prácticamente circular y contaba en su interior con cuatro fuertes de hormigón.

La posición principal de la defensa de la ciudadela era una fortaleza «Central» o fuerte 1, donde además se encontraban los almacenes y barracones. Su perímetro era defendido también por trincheras y alambradas de espino.

Contaba con una guarnición de cerca de 1.000 hombres y 69 cañones de distinto calibre. A su mando se encontraba el comandante Svechnikov.

Cuartel de mando del Fuerte 1 de la fortaleza Osowiec

Cuartel de mando del Fuerte 1 de la fortaleza Osowiec

Frente a ellos se habían situado alrededor de 200.000 prusianos y un ingente número de piezas de artillería y morteros de asedio.

Nos encontramos en el amanecer del día 25 de febrero de 1915.

Los alemanes habían calculado que forzar la rendición de la fortaleza sólo les llevaría 24 horas de bombardeo metódico: en total 360 rondas, es decir, una cada cuatro minutos.

Por su parte, el alto mando ruso, viendo lo que se avecinaba, pidió a los defensores de la fortificación algo que en el fondo consideraba como imposible: resistir al menos 48 horas… Pero la fortaleza resistiría heroicamente durante casi 6 meses.

A las 7:00 de la mañana las baterías y morteros alemanes comenzaron a abrir fuego…


Morteros pesados iniciando el ataque

Morteros pesados iniciando el ataque

Durante la primera semana del terrible bombardeo se calcula que fueron lanzados entre 200 y 250 mil proyectiles pesados, y durante todo el asedio cerca de 500.000.

Ya os podéis imaginar la escena:

Las defensas se derrumbaban y se desprendían paredes y techos, enormes lenguas de fuego lo invadían todo, la tierra temblaba, depósitos y almacenes eran destruidos, la comunicación por cable se interrumpió… el castillo entero estaba envuelto en nubes de humo y polvo… y así día tras día…

Los corresponsales extranjeros, impresionados por la visión, llegaron a escribir que era imposible que nadie saliera vivo de aquel huracán de fuego.
Según cuentan las crónicas, la fortaleza también fue bombardeada por la aviación alemana, y sus tropas intentaron hasta diez veces tomarla al asalto, pero lo pantanoso del terreno y el fuego de las baterías rusas impidieron nueve de ellos.

Y llegamos a la parte central de nuestro relato: el décimo intento de asalto.

Era el 6 de Agosto de 1915, llevaban más de 5 meses de asedio. Este fue un día más negro si cabe para los defensores de Osowiec.

A las innumerables bajas y heridos por los bombardeos se unían las causadas por las enfermedades… ý ahora se iba a añadir un nuevo calvario para ellos…

Los alemanes, al que este asedio les estaba llevando mucho más tiempo del previsto, decidieron utilizar gas venenoso contra la guarnición de la fortaleza.

Ataque con gas venenoso

Ataque con gas venenoso

Eran las 4:00 de la madrugada de aquel 6 de agosto.

Una enorme nube verde de cloro se acercaba a la ciudadela desde las posiciones alemanas. Tardó en llegar entre 5 y 10 minutos. Tenía una anchura de 8 Km y más de 12 metros de altura.

Los defensores no tenían máscaras antigas.

Las hojas de los árboles se volvieron amarillas, todo comenzó a cubrirse de una gruesa capa de color verde de monóxido de cloro: los obuses, los tanques de agua, los ya escasos alimentos almacenados sin cierre hermético -carne, mantequilla, manteca de cerdo, verduras- se volvieron venenosos.

Los hombres se refugiaron como pudieron entre los pliegues de las trincheras y de los restos de las antiguas murallas de la fortaleza… pero la intoxicación llevó a muchos de ellos a la muerte.


Tras el ataque de gas quedaban con vida poco más de un centenar de defensores.

El mando alemán pensó que la fortaleza ya estaba condenada, así que volvieron a abrir fuego masivo de artillería al tiempo que 7.000 soldados se dispusieron a realizar el definitivo asalto a la fortaleza: sería el décimo, pensaban que sería el último… y que sería fácil…

Sin embargo, el comandante Svechnikov ordenó un contraataque desesperado contra la infantería prusiana.

A pesar de las fuertes pérdidas, nueve baterías pesadas y dos ligeras comenzaron a abrir fuego desde los restos de la fortaleza contra los atacantes.

Trincheras, gases mortales, sangre y fuego

Trincheras, gases mortales, sangre y fuego

Y fue precisamente en ese mismo instante cuando no más de 60 soldados rusos salieron de sus trincheras y refugios con la bayoneta calada hacia los atónitos soldados alemanes, gritando entre agónicos estertores y toses sangrantes, envueltos en harapientas camisas y trapos, exhaustos y famélicos, con la cara desencajada y los ojos pareciendo que se salían de sus órbitas…. auténticos muertos vivientes.

El escenario era dantesco… un espectáculo horrible.

La infantería germana, aterrorizada, no presentó batalla y apresuró a retirarse. Desorganizados en la fuga, dejaron atrás armas y municiones por el camino.


Varias docenas de “medio-muertos” soldados rusos pusieron en fuga a tres regimientos de infantería germánica.

Y así terminó este asalto, en el que los alemanes habían depositado tantas esperanzas tras más de cinco meses de asedio.

Esta acción pasará a la historia de Rusia como el “ataque de los muertos”.
Osowiec todavía era rusa.

Durante algunos días más se repitieron los bombardeos de la artillería alemana, pero el alto mando ruso consideró que la defensa de la fortaleza ya había perdido su significado, por lo que ordenó su evacuación la noche del 24 de agosto de 1915, no sin antes hacer que sus zapadores hicieran estallar el escaso armamento y munición que aún quedaba en la fortaleza para así evitar que cayera en manos alemanas.

Pocos días más tarde, el ejército prusiano ocupó las ruinas de Osowiec, donde no encontró ni un mísero cartucho, proyectil o lata de comida.


Una defensa heroica y ejemplar que al final no sirvió para casi nada (acaso retrasar el avance alemán en el frente oriental).

Con la firma del Tratado de Brest-Litovsk en marzo de 1918, Rusia se retiraría de una guerra que en tres años había costado la muerte a 2.300.000 rusos y otros 5.000.000 heridos.

Esto provocó que 160 divisiones alemanas (más de 2 millones de soldados) y austriacas pudieron cambiar del Frente Oriental al Frente Occidental.

___________________________________________

Nota 1: Algunos de los documentos consultados sostienen que existieron otras razones que pudieron influir en el fracaso de este décimo asalto y la puesta en fuga de los 7.000 soldados alemanes por cerca de 60 rusos cansados y envenenados.

Por ejemplo, se dice que aquel 6 de agosto la infantería alemana pasó demasiado pronto a la ofensiva tras el ataque de gas, sufriendo pérdidas en sus propias filas que causaron el pánico en las tropas, forzando su retirada…

Tal vez hay algo de cierto en ello, pero no restaría un ápice la lección de valor, coraje y resistencia al asedio por parte de este puñado de soldados rusos.

_______________________________________________________

Visto en Aldea Irreductible

Operacion Backbone

junio 22, 2009

La Operación Backbone, el plan para atacar a España en la II Guerra mundial.

__________________________________

Operación Backbone («Espina dorsal») fue el nombre dado a la respuesta a las preocupaciones de Eisenhower en la preparación de «Torch» (invasión de Marruecos y Argelia por los angloamericanos el 8 de noviembre de 1942) por una intervención española.

«Operación Backbone» era ¡contra España! En Torch, 70.000 angloamericanos apoyados por una gran flota y una mediana fuerza aérea ocuparían Argelia (teóricamente neutral, bajo gobierno de la Francia de Vichy) y otros 30.000 americanos ocuparían Marruecos. Todos estos necesitaban de la base aeronaval aliada de Gibraltar que proporcionaría la mayor parte del apoyo aéreo más las grandes instalaciones portuarias y donde el mismo Eisenhower tuvo su cuartel general hasta que el día 13 de noviembre, con el asunto ya más o menos en vías de éxito, se trasladó a Argel.

Los aliados sabían que si España intervenía contra Torch, esta operación tenía pocas probabilidades de éxito. Gibraltar duraría unos pocas horas como base aeronaval operativa, dada su proximidad a la artillería española (tanto daba que fuese anticuada o poco potente, a esa distancia), y, después, desde el Marruecos español, España podía cortar el tránsito ferroviario entre la costa atlántica marroquí y la costa mediterránea argelina (via ferroviaria de poca capacidad, dicho sea de paso). Además, lo peor de todo es que España ofrecería sus aeródromos en Marruecos (Tetuán y Melilla) y sus puertos en el mediterráneo marroquí (Tanger, Ceuta y Melilla) a los alemanes (recordemos la rapidez con la que se desplegaron en Tunez).

Como mínimo, los 70.000 hombres de Eisenhower en Argelia quedarían atrapados en el Mediterráneo con pocos suministros y bajo la amenaza del siempre dudoso ejército colonial francés. Y en poco más de un mes, los alemanes se encargarían, desde los puertos españoles en Marruecos, de «limpiar» Marruecos.

Operación Backbone preveía que una fuerza angloamericana de reserva situada en GB (divisiones americanas 1, 4 y 43, más la brigada británica 24 de infantería) saldría entonces contra el Marruecos español para apoyar el ataque de las fuerzas angloamericanas ya desembarcadas.

El enclave militar de Gibaltrar se encontraría seriamente amenazado en caso de la subversión española mientras que en la otro orilla el protectorado marroquí a manos de los españoles impediría el control efectivo del tránsito marítimo del Océano Atlantico al Mar Mediterraneo con los consecuentes perjuícios que esta situación ocasionaría a las estrategias de guerra tanto en el norte de Africa como en el sur de Europa y la evidente situación que se generaría al disponer Alemania de estos enclaves pues entre otras situaciones impediría los suministros a tropas aliadas repartidas por las costas mediterraneas .

La operación Backbone predisponia para la ofensiva un ejército angloamericano mucho mas reducido que el establecido, en los enclaves estratégicos, aquel entonces por España. Las tropas, 120.000 hombres, venían hacia poco de salir de otra guerra (Guerra Civil Espanola 1936-1939) el armamento estaba obsoleto asi como la maquinaria de guerra por lo que los aliados esperan poder hacerse con el control en un breve periodo de tiempo antes de que el ejército alemán pudiese reaccionar.

Los objetivos eran Tanger, Tetuán, Larache, Melilla y Ceuta mediante el ataque aéreo (cazas y bombarderos), marítimo (buques de guerra convencionales y portaaviones) y terreste, este último formado por soldados y la esperada sublevación de los nativo en los enclaves marroquíes.

Queda por ver qué hubiera pasado si los alemanes también hubiesen amenazado a España con una invasión, ¿se hubiera convertido Franco en «demócrata de toda la vida», de repente, y se hubiera aliado con los americanos contra los alemanes? Lo que pasó realmente fue que la operación Backbone nunca tuvo lugar y que las fuerzas que esperaban en GB fueron empleadas poco después en las luchas que tuvieron lugar en Tunez. Y durante muchos meses, por cierto, los angloamericanos no pudieron disponer de otras.

En sus memorias, Eisenhower relata cómo los generales franceses pro-aliados suponían que los americanos contaban con 500.000 hombres dispuestos a un desembarco inminente. A lo que parece, para el norte de África, y contando con los británicos, durante casi medio año a partir de Torch, no pudieron disponer de más de 200.000.

No es tan fácil crear ejércitos, armarlos, pertrecharlos y transportarlos por aire y por mar.

______________________________________________________

Saludos gente.

Evasion o victoria

junio 10, 2009

Evasión o victoria

En agosto de 1942, ocho jugadores del Dinamo y tres del Lokomotiv se enfrentaron a un equipo del ejército nazi en Kiev. Ganaron 5-3. Pocos días después, varios de ellos murieron torturados y asesinados como represalia.

_______________________________________

El 19 de septiembre de 1941 Kiev fue ocupada por el ejército nazi.

Durante los meses siguientes llegaron a la ciudad cientos prisioneros de guerra liberados, a los que no se permitía trabajar ni vivir en casas, por lo que se veían abocados a la indigencia.

Entre aquellos soldados desnutridos estaba Nikolai Trusevich, portero del Dinamo de Kiev. Josef Kordik, un panadero de origen alemán, reconoció a su ídolo nada más verlo: el gigante Trusevich. Se saltó la ley y lo contrató. Y le encargó encontrar a sus compañeros, a los que fue ocupando en la panadería. Hasta allí llegaron también tres futbolistas del Lokomotiv.

Así nació el FC Start. El 7 de junio, jugaron su primer partido.

Pese a estar famélicos y haber trabajado de noche, vencieron 7-2. Su siguiente rival fue el equipo de una guarnición húngara: 6-2. Luego le metieron once a un conjunto rumano.

La cosa se puso seria cuando el 17 de julio ganaron 6-0 a un equipo del ejército alemán. Ocho días después, al MSG húngaro (5-1). Y más tarde, 3-2 en la revancha.

Revancha.

El 6 de agosto, convencidos de su superioridad, los alemanes prepararon un equipo con miembros de la Luftwaffe, el Flakelf.

Pese a las patadas de los alemanes, el Start venció 5-1. El 9 de agosto se anunció la revancha, en el repleto estadio Zénit. Antes del choque, un oficial de las SS entró en el vestuario ucranio y dijo en ruso: «Soy el árbitro, respeten las reglas y saluden con el brazo en alto».

Ya en el campo, los futbolistas del Start (camiseta roja y pantalón blanco) alzaron el brazo, pero se lo llevaron al pecho y en lugar de gritar ¡Heil Hitler!, corearon «¡Fizculthura!», un eslogan soviético que proclamaba la cultura física.

Los alemanes (camiseta blanca y pantalón negro) marcaron primero, pero el Start llegó al descanso ganando 2-1. Hubo más visitas al vestuario y los jugadores se plantearon no salir.

Pero salieron. Con 5-3 a su favor, Klimenko regateó al portero y cuando todos esperaban el gol, se dio la vuelta y chutó hacia el centro del campo. El estadio se vino abajo.

El final.

Como si nada hubiera ocurrido, el Start ganó días después al Rukh (8-0). Pero tras el partido, la Gestapo visitó la panadería. El primero en morir torturado en comisaría fue Kortkykh. Los demás arrestados fueron enviados al campo de Siretz. Allí, como respuesta a un ataque de la resistencia, mataron a Kuzmenko, Klimenko y Trusevich… que cuentan que murió con su camiseta de portero puesta y gritando: «¡El deporte rojo nunca morirá!».

Goncharenko, Tyutchev y Sviridovsky, que no estaban en la panadería, sobrevivieron escondidos hasta la liberación de Kiev en noviembre del 43. El resto se esfumó en el caos de la guerra.

___________________________________________

Ésta es la historia del ‘Partido de la Muerte’, según recoge Andy Dougan en su libro Dynamo. Eduardo Galeano asegura que fueron fusilados «con los equipos puestos, en lo alto de un barranco».

John Huston se inspiró en la historia para rodar Evasión o Victoria.

Hizo lo que no se atrevió el destino: salvar a los héroes.

___________________________________________

Visto en As.com

Ciclo heroes – Alvin York

junio 8, 2009

ALVIN YORK

Alvin nació en un caserío llamado Pall Mall, en el Condado de Fentress, en el corazón rural de Tennessee, en 1878.

Alvin quedó huérfano de padre a muy temprana edad y, a diferencia de su progenitor, quien nunca bebía ni desaforaba, se dedicó en sus años mozos a buscar la compañía de borrachos y prostitutas en los bares y burdeles de la demarcación entre Tennessee y Kentucky. Cazador y ávido tirador como muchos de sus coterráneos, el futuro sargento York afinaba la puntería en las gallinas de los vecinos. Un «natural» en el uso eficiente de las armas de fuego, Alvin rara vez fallaba, aún bajo los efectos del alcohol. Disipado e iconoclasta, el patán de Tennessee no demostraba respeto por el prójimo o su propiedad. En otras palabras, nuestro personaje, quien tenía como modelo humano a Jesse James, prometía un futuro gangsteril.

Cuando un amigo suyo fue asesinado en una de las citadas peleas, se juró a sí mismo no probar una gota de alcohol y se convirtió en un pacifista. Recibió la carta de alistamiento en 1917, aunque York se presentó como un «objetor de conciencia», pero su solicitud fue denegada y enviaron su culo a la instrucción básica.

Alrededor de un año más tarde, fue uno de los 17 hombres designados para infiltrarse y destruir una posición fortificada que, con ametralladoras pesadas, custodiaba un tramo de ferrocarril germano. A medida que se acercaban, los artilleros los detectaron y abrieron fuego, destrozando el cuerpo de nueve de los hombres en pedazos.

Lo que queda de York de la compañía.

Los pocos supervivientes que no tenían enormes esquirlas de acero en su cuerpo se escapó, dejando ahí a York recibiendo fuego de 32 artilleros de ametralladoras pesadas. Como dijo en su diario,

«No he tenido tiempo de resguardarme tras un árbol o bajo un arbusto, ni siquiera tuve tiempo para arrodillarme o acostarme. No tuve tiempo de hacer nada, sólo de ver que muchos alemanes me disparaban con ametralladoras pesadas… y de dar lo mejor que tenía. Cada vez que veía un alemán le obligaba a retirarse. Al principio fue disparaba desde una posición prona, es decir acostado; de la misma manera que a menudo se dispara a los objetivos en las prácticas de tiro que hacíamos en las montañas de Tennessee , y fue casi la misma distancia. Pero los objetivos aquí eran más grandes. No podía fallar ningún disparo a la cabeza o el cuerpo de un alemán, y no lo hice.»

Después de que matara a los primeros 20 hombres( cifra aprox.), un teniente alemán envió a cinco soldados para tratar de reducir o matar a York. Pero nuestro soldado favorito sacó su Colt .45 (en la que sólo tenía ocho balas) y mató a los cinco alemanes con ella, usando según él una técnica de tiro que se asemeja a «disparar pavos silvestres de vuelta a casa.»

En este punto, el teniente alemán Paul Jurgen Vollmer alzó su voz sobre todo el ruido que había y preguntó a York si era Inglés. Véase, en la Primera Guerra Mundial, nadie tomó muy en serio a los americanos, y todo el mundo pensaba en ellos como novatos. Vollmer se figuraba que ese soldado loco debía ser una especie de superman Inglés que mostraba a los débiles estadounidenses cómo se hacen las cosas. Cuando York dijo que era americano, respondió Vollmer «Buen Señor! Si no va a disparar más me rendiré».

Diez minutos más tarde, 133 hombres llegaron a pie hacia los restos del batallón de York. El Teniente Woods, superior de York en un principio pensó que era un contraataque germano. Hasta que apareció York, saludó a su Teniente y le dijo «el cabo York, los informes con los presos, señor.» Cuando el teniente le preguntó cómo sorprendió y apresó a tantos, York respondió «Honestamente teniente, no lo sé.»

Después de todos los honores, que incluyeron La Medalla de Honor del Congreso, La Legión de Honor, la Medalla Militar con Palmas y la Cruz de Guerra Italiana, junto a otras cincuenta más, Alvin regresó a su natal Tennessee y a su agricultura.

——————————————————————————————

Saludos gente.

Heroes desconocidos – Jack Churchill

May 14, 2009

Jack Churchill (Jack Malcolm Thorpe Fleming Churchill) había nacido en Hong Kong el 16 de septiembre de 1906, hijo de padres ingleses. En 1926 se graduó como oficial en la academia militar de Sandhurst y tuvo un periodo de servicio en Birmania. Ya entonces, sus excentricidades y amor por la historia inglesa comenzaba a marcar su carácter. Allí donde otros oficiales llevaban una fusta, Jack Churchill llevaba una Claymore. La típica espada de mandoble medieval.

Interpelado por su espada, Churchill afirmó: Cualquier oficial que no lleve su espada, no está adecuadamente vestido!

Asimismo, Churchill, además de aprender a tocar la gaita escocesa comenzó a practicar la arquería, en la cual pronto despuntó. En 1936 dejó el ejercito y comenzó a trabajar como editor de un diario. Sin embargo, sus conocimientos de arquería así como sus habilidades con la gaita, le permitieron hacer pequeños papeles secundarios en las películas Sabu y El ladrón de Bagdad.
Su habilidad con el arco, le permitió formar parte de la selección nacional inglesa que participó en el campeonato mundial de arco en Oslo en 1939, y allí le sorprendió la guerra. Tras un retorno a Inglaterra lleno de peripecias, se enroló de nuevo en el ejercito no sin antes pasarse por la tienda Purle of London, donde encargó un longbow de madera de Tejo Español de 100 libras construido a la usanza medieval.

Asimismo encargó un buen número de flechas de caza de madera y dos arcos de acero. Y de esta guisa, con sus arcos y su claymore, se unió al Manchester Regiment, justo a tiempo de embarcar con la fuerza expedicionaria que fue enviada al continente.

Durante los primeros meses de la guerra, mientras los alemanes hacían trizas Polonia con su «guerra relámpago», los ingleses y franceses se quedaron quietos en sus posiciones. La fuerza expedicionaria inglesa se asentó en Diciembre sobre posiciones de la línea Maginot. Churchill, aprovechó la calma para practicar tanto como pudo con su arco. Lamentablemente, los dos arcos metálicos, que sobresalían de la trasera de un camión donde transportaban su equipo, se doblaron más allá de la recuperación, cuando el camión tuvo que hacer marcha atrás contra una pared.

Fue en ese periodo de inactividad bélica, frustrado e irritado por la política oficial de no hacer nada que pudiera provocar a los alemanes, que Churchill decidió hacer un gesto simbólico que pensó que no sólo le daría satisfacción personal si no que crearía cierta alarma y sorpresa en las líneas enemigas.

El 31 de diciembre de 1939, mientras estaba de patrulla sobre los helados y ondulados terrenos de la tierra de nadie frente a las posiciones inglesas, avanzó silenciosamente hasta una posición que estaba entre 50 y 80 metros de las trincheras alemanas. Cogió una de sus flechas, se llevó la cuerda a la mejilla y la dejó ir. Escuchó como la flecha impactaba contra la tierra helada con un sonoro «crack». No hubo ninguna reacción en las líneas alemanas, así que Churchill repitió la maniobra con una segunda flecha. Esta vez escuchó voces alemanas y agitación en la trinchera ante él, aunque no supo si había acertado o no a algún enemigo. Más tarde declaró que lo que más le había dolido del episodio había sido no haber podido ir a recuperar sus flechas.(las flechas le habían costado cada una más de 10 chelines y sabía que el ministerio de la guerra no se iba a preocupar de reponerle el coste de semejante munición!).

Luego las cosas se torcieron. Cuando Polonia estuvo acabada, los alemanes movieron sus fuerzas frente a la frontera francesa y pronto los panzer germanos rugían por las Ardenas rompiendo las líneas aliadas en dos y aislando a la fuerza expedicionaria británica, que quedó pronto cercada con la espalda contra el mar en la ciudad costera de Dunkerque.

El 27 de mayo, Churchill estaba al mando de una fuerza mixta que defendía una posición en el pueblo de L’epinette. Cerca de Bethune. Dos días antes, Churchill había sido herido levemente pero había declinado abandonar su puesto. Fue avisado de que los alemanes se acercaban. Ante la posición británica, a poca distancia, había un muro que los alemanes podían usar para aproximarse a la posición británica sin ser vistos y guarecerse tras él. Pero a la derecha había un gran granero, que quedaba a la altura del muro, y en el que había una gran abertura en la pared del nivel superior que se usaba para meter las balas de paja que se suspendían con una polea. Esta abertura debía tener una vista clara sobre la parte de detrás del muro.

Churchill cogió a un par de fusileros y armado con su arco, flanqueó su propia posición y luego llegó hasta el granero. Tras subir al desván y quedar a la altura de la abertura, vio que tras el muro habían cinco soldados alemanes. Estaban a treinta metros de la abertura del granero, sin sospechar que el grupo de Churchill les acababa de tomar el flanco.

Churchill susurró a sus dos hombres que no abrieran fuego hasta que su flecha llegara a destino. Luego debían abrir fuego rápido. Mientras sus hombres tomaban posiciones, Churchill tensó su arco. Se llevó la cuerda a la mejilla y disparó al feldwebel (sargento) que comandaba el grupo de alemanes. La flecha entró por la derecha del alemán, hundiéndose en su pecho hasta las plumas. Sus hombres abrieron fuego y los alemanes restantes cayeron como bolos.

Jack Churchill no gustaba de dejar las cosas a medias, así que fue a tratar de recuperar la flecha, pero no pudo sacarla del cuerpo y en el forcejeo, se le rompió, dejando la punta dentro del cadáver. En ese momento, una ametralladora pesada alemana abrió fuego sobre ellos y tuvieron que dejarlo todo para ponerse a cubierto.

La página 21 del diario de guerra de la 4ª brigada de infantería con fecha del 30 de mayo de 1940 reza:

«Una de las incidencias más celebradas de la evacuación de Dunkerque fue la visión del capitán Churchill, marchando por la playa con su arco y sus flechas. Sus acciones en el Saar con sus flechas son conocidas por muchos y su disgusto por no haber podido practicar con ellas tanto como le habría gustado, ha sido notable. Su ejemplo y buen trabajo con su grupo de ametralladoras han sido una gran ayuda para la 4ª brigada de infantería».

Jack Churchill «El Luchador» como le apodaban sus hombres, fue el único y último soldado inglés que en siglos, durante una guerra y en territorio francés, había matado a un enemigo con un arco y una flecha.

El espíritu libre de Jack Churchill y sus excentricidades, le hicieron destacar en un ejército que ya estaba lleno de excéntricos. Por ejemplo, mientras servia en Birmania, antes de comenzaba la segunda guerra mundial, atendió a un curso de Señales en Poona, en la india. El caso es que Churchill fue en su moto desde Rangún en Birmania hasta Poona en India. A Churchill no le pareció nada fuera de lo común volver a hacerse en su moto el viaje de retorno de 2400 Km entre Poona y Calcuta (donde debía embarcar de nuevo para Rangún). Durante el viaje tuvo un encuentro con un enorme -y hostil- búfalo de agua que se saldó con la victoria del búfalo (el búfalo embistió su motocicleta).

Pero aún así, consiguió llegar a su unidad a tiempo de servir en el conflicto provocado por la rebelión de Birmania de 1930-1932.

Las dificultades y peligros nunca significaron demasiado para Churchill, quien en la misma moto, viajó 800 Km. a través de Birmania desde Maymyo a Rangún. Un viaje intrínsecamente complicado debido a la ausencia de carreteras!. Jack Churchill siguió la línea férrea y cruzaba las docenas de ríos, empujando su moto por encima del rail del tren mientras él iba pisando en las traviesas.

_________________________________________

Fue entonces cuando Churchill comenzó a aficionarse a tocar la gaita. En Maymo, recibió clases del gaitero mayor de los Highlanders de Cameron.

Tras volver a Inglaterra, la inactividad de la paz, le convirtió en un tormento para sus superiores, llegando a presentarse a formación con un paraguas (pecado capital en cualquier ejército). Cuando su superior le preguntó porqué llevaba semejante accesorio, respondió con tradicional flema británica: «porque está lloviendo!». Respuesta nada adecuada. El caso es que las broncas continuaron y tras diez años en el ejército, pidió la baja.

Fue a trabajar como redactor de un diario en Nairobi. Pero no le satisfizo y volvió a Londres donde trató de trabajar en el cine, no consiguió trabajo, pero sus habilidades con el arco y la gaita además de su imponente forma física le permitieron pequeñas intervenciones como extra en varias películas. Fue allí donde entabló amistad con el un jovencísimo y todavía desconocido actor: Robert Taylor.

Luego vino la afición por la arquería, que lo llevó al equipo nacional y al episodio referido en el post anterior. Su proeza con el arco, no fue el único hecho extraordinario que realizó durante la dura retirada hacia Dunkerque. Precisamente, sus varias y valerosas acciones le hicieron merecedor de una condecoración (Cruz Militar Británica). Fue en este periodo cuando se ganó sus motes de «mad jack» (el loco Jack) y de «Fighting Jack» (Jack el luchador), quedando éste último permanentemente adoptado.

___________________________________________

Tras ser evacuado de Dunkerque, se presentó voluntario en el servicio de Comandos tal y como dijo «Porque parecía peligroso». El durísimo entrenamiento en las montañas escocesas, con perennes lluvias, mucho frío y cantidad de barro, parecieron armonizar con su espíritu, porque a veces, se levantaba a las tres de la mañana para hacer sonar la gaita, para desesperación de sus agotados compañeros.

El 27 de diciembre de 1941, Churchill fue el primer hombre que puso pie en la playa al frente de dos compañías de comandos en el raid de Vaagsoy (Operación ARQUERÍA), en la Noruega ocupada por Hitler. El raid fue brillantemente ejecutado. Los hombres de Churchill tenían que ocupar y neutralizar una batería costera de Maaloy, en la orilla opuesta del fiordo de la población de Vaagsoy. Churchill, desembarcó con su espada en la mano y se lanzó a la carga contra la batería al frente de sus hombres mientras los animaba a gritos. Pronto, la batería alemana cayó y su amenaza sobre el cuerpo de desembarco principal en Vaagsoy, dejó de existir.

Tras instalar cargas explosivas en los cañones, se retiraron. La explosión de una de las cargas provocó una nueva herida en Churchill. Por la acción recibió una nueva Cruz Militar.

Aunque aparentemente inútil, La operación Arquería, provocó que los alemanes tuvieran que desplazar un importante número de tropas, buques de guerra y artillería para defender las costas noruegas. Recursos que eran desesperadamente necesitados en otros lugares.

Su momento llegó de nuevo en el otoño de 1943. durante los desembarcos de Salerno, en Italia. Al frente de la segunda unidad de comandos (donde también estaban presentes otros Churchill: su hermano Tom y el capitán Randolph Churchill, hijo del primer ministro Winston Churchill). Jack Churchill condujo a sus hombres en una duro y confuso combate alrededor de la población de Marina. Su misión era destruir la capacidad de los alemanes de emplazar artillería en la porción occidental de la bahía de Salerno. Tras varios combates, Churchill lideró el último ataque que finalmente rompió los esfuerzos alemanes de destruir la cabeza de playa de los comandos.

Durante los posteriores y feroces combates en Salerno, los comandos tuvieron que luchar -al igual que los rangers americanos- como infantería de línea, una tarea para la que no estaban preparados ni equipados.

El combate fue muy duro y las bajas muy altas, pero los comandos consiguieron rechazar todos los intentos alemanes de echarlos de vuelta al mar.

Sin embargo, el momento estelar de Churchill fue el ataque nocturno en la población de Piegoletti. Organizó sus hombres en seis columnas paralelas. Dado que la vegetación impedía cualquier posibilidad de avanzar en silencio, los envió en plena oscuridad a la carga al grito de «Comando!». de esta forma, se minimizó el riesgo de que los comandos se dispararan entre ellos y los alemanes, a pesar de ser superiores en número, quedaron desconcertados ya que en la oscuridad, los gritos parecían venir de todos lados a su alrededor, con lo que cayeron en la confusión y se acabaron rindiendo. Churchill se hizo con 136 prisioneros. Cualquier otro lo habría dejado allí, pero Churchill no.

Adelantándose a sus propias tropas, espada en mano, y acompañado únicamente por un cabo llamado Ruffell, avanzó hasta la población y se infiltró en las posiciones alemanas sin ser descubierto por los enemigos. Luego, uno tras otro, intimidando a los defensores con la espada, que brillaba en la oscuridad, se fue haciendo con los puestos de guardia de uno en uno y en silencio. Según los iba capturando, le pasaba los prisioneros a Ruffell. Al acabar la noche, Churchill y el cabo Ruffel volvieron a las líneas inglesas: Armado únicamente con su espada y sin disparar un sólo tiro, había desmantelado en silencio la defensa del pueblo y había capturado 42 prisioneros, varias ametralladoras y un mortero. Tras la hazaña fue recompensado con otra condecoración: la DSO (orden de servicios distinguidos).

Su siguiente destino fue en el Adriático. Tras ocupar varias islas con sus comandos, desembarcaron en Yugoslavia, donde con la ayuda de más de mil partisanos, comenzaron a castigar a los alemanes con acciones de guerrilla. Fue allí donde su increíble suerte se acabó.

Durante el ataque a una posición, se enfrentaron a una fuerza muy superior. Churchill quedó aislado con seis de sus hombres, tres de los cuales estaban heridos – dos de ellos muy graves-. Un proyectil de mortero cayó de lleno en su posición. Mató a tres e hirió a otro. Churchill era ahora el único hombre que no estaba herido. Era el fin. Cuando se le acabó la munición, cogió su gaita y comenzó a tocar «Will ye no come back again?» (no volverás?). Entonces cayó una granada que lo dejó inconsciente. Cuando volvió en sí, estaba rodado de alemanes.

A pesar de las ordenes de Hitler de ejecutar en el acto a todos los comandos y guerrilleros capturados, el hauptman (capitán) Thuener de la Whermatch al mando de la patrulla que les había capturado, le dijo a Churchill: «Usted es un soldado como yo. Me niego a que esos carniceros de la Gestapo le maten. Diré que no he recibido las ordenes de ejecutarles«.

Tras la guerra, Churchill tendría ocasión de agradecerle a Thuener en persona su deferencia profesional, arrancándolo de las garras de los rusos que iban a enviarlo a un gulag para prisioneros alemanes.

Fue enviado a Sarajevo, y allí, creyendo que tenía algún tipo de parentesco con el primer ministro inglés, Winston Churchill, lo enviaron a Berlín con un avión. Al aterrizar, se las arregló para prenderle fuego con un cigarrillo a unos papeles que habían en el avión, provocando un incendio. Tras el follón que se organizó, le dijo a un cabreadísimo oficial de la Luftwaffe que el oficial del ejercito que le custodiaba había estado fumando y leyendo un periódico.

Cuando vieron que no tenía nada que ver con Winston Churchill, lo enviaron al campo de concentración de Sachsenhausen, en el norte. No tardó en fugarse en compañía de un oficial de la RAF, con quien pasó bajo las alambradas y por unos caños de desagüe antes de caminar hacia el norte con la esperanza de llegar al mar báltico. De todas formas, antes de llegar a Rostock, los capturaron de nuevo.

Esta vez lo enviaron al campo de prisioneros de Niederdorf, en Austria. En abril de 1945 (Hitler se suicidaría ese mismo mes), durante un apagón, Churchill volvió a fugarse. Esta vez su ruta de fuga le llevaba hacia los Alpes y la frontera italiana. Supervivió a base de robar legumbres de los huertos austriacos, hirviéndolas en una lata de conservas vacía que llevaba consigo. Consiguió cruzar el paso del Brennero en Italia y luego se dirigió al sur hacia Verona, 240 Km hacia el sur. En su octavo día de fuga, renqueando sobre un tobillo herido, divisó una columna de vehículos blindados con las características estrellas blancas del ejército americano. Tras hacer señas, consiguió convencer a los americanos de que pese a su desaliñado aspecto, era un coronel británico.

Volvía a estar libre, pero el hecho de haberse perdido casi dos años de guerra en cautiverio era motivo de frustración, así que pidió ser enviado de nuevo al frente. Lo enviaron a Birmania, sin embargo, cuando llegó allí, Hiroshima y Nagasaki se habían vaporizado en un hongo atómico.

Para un guerrero como Churchill, el súbito fin de las hostilidades era una maldición. «¿Sabes? – Le dijo a un amigo medio en broma – Si no hubiera sido por esos malditos americanos, podríamos haber mantenido la guerra en marcha durante otros diez años«.

En 1946, tras graduarse como paracaidista con cuarenta años de edad, fue destinado a Hong Kong. Entonces la Twenty Century Fox estaba rodando «Ivanhoe» en Inglaterra. Su viejo amigo Robert Taylor le pidió que apareciese como arquero. El estudio le envió un avión para que le trajera hasta Inglaterra. Churchill tiene una breve aparición como extra disparando desde las almenas del castillo de warwick.

En 1948, para su alegría, con el rango de Mayor de paracaidistas, fue destinado a Palestina, donde en un acto de extremo valor, rescató a una unidad atrapada bajo fuego árabe. Allí ganó su segunda DSO.

Acabado el conflicto, volvió a Inglaterra, donde no perdía el gusto por la extravagancia. Los pasajeros del tren de Londres, no podían dejar de asombrarse cuando un pasajero elegantemente vestido, se levantaba, y sin inmutarse lanzaba su maleta por la ventanilla para luego volver a sentarse y bajar tranquilamente en la siguiente estación. Lo que los pasajeros no sabían es que había lanzado la maleta al jardín trasero de su casa, que estaba al lado de la vía, y de esta forma se ahorraba tener que cargar con ella en el trayecto desde la estación.

Luego aceptó un puesto como instructor en la escuela de guerra aerotransportada en Australia. Donde se convirtió en un fanático practicante del surf. A volver a Inglaterra, fue el primer hombre que remontó el río Severn haciendo surf sobre la ola de un metro y medio que la marea lanza tierra adentro. Acabó diseñando sus propias tablas de surf e inició una modalidad de surf que dura hasta hoy en día.

Finalmente, ya desmovilizado, aceptó un puesto en el ministerio de defensa como profesor de cadetes. Se dedicó al modelismo de barcos por radio control – buques de guerra, por supuesto – con tal calidad de acabados y detalles que eran muy buscados por los coleccionistas.

Jack Churchill El Luchador- O el Loco Jack Churchill – murió placidamente en su casa de Surrey la primavera de 1996. Con él se fue  el último arquero inglés que 600 años después de la batalla de Crecy, volvió -brevemente- a los campos de guerra de Francia para matar a los enemigos de Inglaterra con un longbow hecho de tejo español.

Churchill y montgomery

Churchill y montgomery

El hombre del centro con boina y pantalones cortos
es Sir Bernard Montgomery. Tras él y a la derecha,
aparece Jack «fighting» Churchill con su
gran espada Claymore colgando del cinto.

___________________________________________

Saludos gente